miércoles, 26 de noviembre de 2008

Naturaleza

El cóctel de elementos geográficos que confluyen en Canarias ha otorgado a las Islas el mayor de sus tesoros, la Naturaleza. Los dones de los volcanes, la especial situación en el globo terráqueo y el clima marcado por los alisios han originado un entorno natural privilegiado y objeto de estudio. Con 145 Espacios Naturales Protegidos, el 40% de la superficie del Archipiélago se encuentra amparada bajo alguno de los distintos grados de protección establecidos por la Ley de Espacios Naturales de Canarias y en ellos residen especies de flora y fauna igualmente singulares.
Asimismo, el entorno marino guarda un patrimonio natural único, con multitud de especies autóctonas. Pero no sólo la superficie terrestre y las aguas archipielágicas son únicas y dignas de protección, también lo es su cielo claro. Tierra, mar y cielo compenetrados componen un equilibrado y frágil cuadro natural sobre el que se asienta la vida en Canarias, un cuadro que nos habla del pasado y del que depende el futuro.

Jardines botánicos en Canarias
Canarias tiene dos Jardines Botánicos: el Viera y Clavijo, en Gran Canaria, y el Jardín de Aclimatación de La Orotava, en Tenerife. Ambos ofrecen una excelente muestra de la flora canaria. En el resto de las Islas, existen otros espacios naturales dedicados a mostrar la singularidad de la vegetación del Archipiélago, pero los dos citados son los más completos y reconocidos internacionalmente.

Jardín Botánico de Puerto de la Cruz
Creado en la última década del siglo XVIII con la idea de aclimatar plantas de los diferentes lugares del mundo, el hoy conocido como Jardín Botánico de Puerto de la Cruz nació en realidad como Jardín de Aclimatación de La Orotava. Posee importantes colecciones de plantas tropicales y subtropicales de interés económico y ornamental.La influencia de Alonso de Nava y Grimón y Benítez de Lugo determinó el nacimiento, consolidación y desarrollo posterior del Jardín. El Rey Carlos III encargó en 1788 por Real Orden al VII Marqués de Villanueva del Prado la creación del Jardín. El proyecto se redactó en 1790 y poco después comenzaron la obras de construcción, dirigidas por el arquitecto Nicolás Eduardo. Acabarían dos años después, en 1792.
La muerte de Alonso de Nava, su principal valedor, en 1832, ralentizó el proceso de crecimiento del Jardín, que, pese a todo, logró sobrevivir y fue convirtiéndose en un centro de referencia para los investigadores de la vegetación canaria gracias a la riqueza de sus colecciones. Tras pasar por las manos de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y del Gobernador de las Islas Canarias, en el siglo XX el Jardín comenzó a ser gestionado por el Estado y desde 1983 lo es por la Comunidad Autónoma de Canarias, a la que fue transferido. Así, hoy figura como Sección adscrita al Centro de Investigación y Tecnología Agrarias de la Consejería de Agricultura y Alimentación.
Hay que añadir que cuenta con unas instalaciones adicionales, la Hijuela del Botánico, en La Orotava. Situada detrás del edificio del Ayuntamiento de La Orotava, con entrada por la calle Tomás Pérez, la Hijuela del Botánico es un romántico jardín de 4.000 metros cuadrados, creado en 1788 a iniciativa del VI Marqués de Villanueva del Prado, Alonso de Nava y Grimón, quien lo concibió como un centro complementario del Jardín de Aclimatación de La Orotava. Una serie de paseos permiten disfrutar del centenar de especies que reúne, entre las que destacan el castaño de la India, el árbol del fuego, el zapote, las coníferas de Australia y un bello ejemplar de drago.

Jardín Botánico Viera y Clavijo
Está situado en el Barranco de Guiniguada, a la altura del séptimo kilómetro de la carretera que lleva al centro de la isla de Gran Canaria. El botánico Eric Sventenius propuso, hacia 1950, recopilar en un mismo lugar toda la riqueza vegetal de Canarias, y para ello escogió el actual emplazamiento del Jardín.
Él mismo se encargó de seleccionar los ejemplares que iban a poblar el recinto de entre todas las especies que crecían en el Archipiélago de forma natural. Además, planificó la estructura del Jardín, con el fin de que los visitantes pudieran recorrerlo del modo más cómodo posible mientras contemplaban la variada flora presente. Finalmente, en 1959, el Jardín se abrió al público con el nombre del naturalista canario por excelencia, José de Viera y Clavijo.
Tras la muerte de Sventenius en 1973, la dirección del centro pasó a manos de David Bromwell, que centró sus esfuerzos en orientar la actividad del Jardín hacia la investigación, así como la ampliación del equipamiento y de la biblioteca.
En la actualidad consta de seis secciones (Administración, Colecciones de Plantas Vivas, Programas de Conservación, Servicios Científicos, Documentación Científica y Educación Ambiental e Información) que se ocupan de las actividades propias del Jardín. Todas las secciones están orientadas al conocimiento científico y la conservación de la diversidad florística exclusiva del Archipiélago canario en particular y de la región macaronésica en general, y a su divulgación mediante programas de educación ambiental.

Vulcanología
El paisaje, la estructura y la formación de las Islas Canarias están fuertemente marcadas por la actividad volcánica. El magma ha creado malpaíses, coladas, y roques; las erupciones explosivas han originado las calderas más características del Archipiélago; y la erosión se ha encargado del resto: acantilados, playas y barrancos. Incluso, en algunos lugares, como en Lanzarote, el atractivo paisaje generado por la actividad volcánica es explotado con fines turísticos.
La formación de las Islas ha sido y continúa siendo motivo de controversia. No existe unanimidad acerca de su explicación científica, aunque hay varias teorías que lo intentan. Todos se apoyan en la aceptada "Teoría de la tectónica de placas", según la cual, el Archipiélago está situado en el interior de la placa africana, en una zona de contacto entre la corteza atlántica y la continental africana. Existen tres hipótesis o teorías principales que intentan explicar la formación de las Islas.
La actividad volcánica que generó las Islas más antiguas, Lanzarote y Fuerteventura, comenzó hace 22 millones de años; luego se originó el complejo basal de La Gomera (entre 20 y 15 millones de años); el de Gran Canaria y Tenerife (entre 14,5 y 12 millones de años, respectivamente); y el de La Palma, que emergió hace unos 4 millones de años. La isla más joven es El Hierro, con una antigüedad de aproximadamente 750.000 años.
Las erupciones han continuado en los tres últimos siglos. La más reciente (1971), la del volcán Teneguía, en La Palma, sirvió como objeto de estudio para los geólogos y pudo verse casi en directo por televisión. Algo antes, también en La Palma, hubo actividad en el volcán de San Juan; y en los siglos XVIII y XIX fueron varios los picos de las Islas (concretamente, de El Hierro, Tenerife, La Palma y Lanzarote) que expulsaron materiales geológicos.











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